sábado, 16 de mayo de 2020

Momentos

¿Cómo valoramos los momentos? ¿Recordándolos o viviéndolos intensamente mientras duran?

En #tiemposdecuarentena me he preguntado esto en instantes fugaces, en tareas tan cotidianas como lavando platos, tomando un baño o chateando con amigas.

¿Cuántas veces quisiste irte de un lugar porque estabas cansad@, o porque justo ese día no querías estar rodeado de gente? A mí me pasó (varias veces, de hecho) y no está mal querer espacios y tiempos propios. No hablo de eso. Hablo de aplaudir con sinceridad a una amiga que terminó la presentación de su show, abrazar al cumpleañero del día con cariño, preguntar a alguien que tal estuvo su día por verdadero interés y no por formalismos en un ascensor.

¿Estamos conscientes realmente de cada momento? ¿Quieres valorarlo más cuando volvamos a "la normalidad"?

"Se que aún me queda una oportunidad, sé que aún no es tarde para recapacitar", suena en este momentos de fondo mientras escribo. Esa canción de Gloria Estefan queda perfecta para esta nota. Al final, cada persona que conocemos aporta amor: a nuestro modo de vida, a nuestra agradecimiento por cada nuevo comienzo e incluso por cada falla - frase cliché: de los errores se aprende-.

Esta nueva normalidad es como esas pruebas que haces antes de empezar un juego ya con todas las reglas. "Probemos", te dicen antes de lanzarte a la rueda de juego ¿O no es cierto que nos reseteamos para muchas cosas que antes eran imperceptibles?

¿Qué momentos vas a valorar más cuando puedas volver a tu vida regular? ¿Has identificado qué vas a cambiar, mantener, empezar o finalizar?







martes, 25 de febrero de 2020

Espejismos II

¿Qué tan real es la vida de los demás?

Nos hacemos una idea errónea de lo que vemos a simple vista de las personas, estamos acostumbrados a verlos para tomar un café, en reuniones ruidosas, en fotos de viajes o planeando sus vacaciones, pero ¿realmente qué hay detrás?

Y nos sorprendemos cuando conocemos detalles que nos hacen decir “que locura que esté pasando por eso”.

El cara a cara no significa realidad, puede que sí sinceridad, pero eso no hace que te mientan, es más como: “hasta acá quiero que me conozcas”. Y así muchos aspectos más: redes sociales, lo que dicen los demás e incluso lo que cada quien piensa en su cabeza.

“Ella al menos está acompañada”,” él no tiene tantas responsabilidades”, “no te quejes, tú no tienes problemas reales”.

Eso pensamos y eso hacemos pensar, porque después de todo ¿para qué quiero gritar temas personales a los cuatro vientos?. 
Dos motivos: 
1.Nos sentiríamos demasiado vulnerables
2.Los otros ya tienen sus propios enredos para ocuparse de otro.

Queremos al otro, lo amamos, lo consideramos nuestra familia, pero en el medio siguen habiendo espejismos. 
Es verlos a través de un vidrio y por más que estemos a su lado, los apoyemos y los veamos bien de cerca, el vidrio sigue estando ahí. ¿Es posible romperlo?, pareciera que sí, y de ahí salen relaciones especiales que no todos llegan a tener. Tantos familiares, como de amistad.

Es entonces como llegamos a esas odiosas comparaciones que unos hacen de otros, como hermanos vs hermanos, amigas vs amigas, colega de trabajo vs colega de trabajo. Son comparaciones que se hacen entorno a la idea preconcebida del otro. Y como ya he expuesto, nadie va a transitar el mismo camino que tú, aunque quiera acompañarte estando a tu lado, porque son senderos distintos y los zapatos nunca serán los mismos.