Brotan lágrimas, por
nunca entender, por juzgar apenas abría la boca. Siempre estabas dispuesto a
sonar el mazo para quitar el derecho a la palabra y a los sentimientos. Todo
fue un espejismo.
Palabras efímeras, que pudieron ser hermosos
recuerdos, ahora solo quedan aprendizajes. Así se llama a aquello que no califica como hermosos momentos.
Pusiste reflejos donde creía ver realidad aunque sea de a
ratos, pero el más mínimo toque despedazaba cada uno, repararlo costaba
demasiado.
Cubriré con sábanas los pocos que quedan y esperaré hasta
que el polvo los borre, al principio estorbarán, pero poco a poco quedarán al
fondo, hasta que ya no los recuerde.
Siguen brotando lágrimas de rabia, ahora son de dolor. Dejaba
de admirar estrellas para colocarte arriba y que fueras una de ellas, al final
solo bajaste y diste la más cruel de las sentencias.
Continúan los espejismos y cosas hermosas, algunas se
volvieron realidad. Ahora duelen.
Sal de estos espejos y no digas cuando lo hagas, no quiero
verlos, fueron malagradecidos, demasiado frágiles. Intenté que fueran
perfectos, sin una mancha, pero terminaron quebrados.