sábado, 28 de noviembre de 2015

Mucho gusto

   - Bonito día, ¿No? 
   - Sí, muy lindo. 
   - *Ella sonríe al viento* 
   - *Él revisa el celular* 
   - Mucho gusto, soy el amor de tu vida. 

Ese fue el saludo entre líneas, así comenzó todo. Ciertamente el día era lindo, porque luego de ciertas situaciones ella y él coincidieron de tal manera que ella logró entender el pasado y el por qué del presente. 

Él prefería el rock, ella las baladas; él el frío y ella las sábanas, él odiabas ciertos vegetales y ella los tomaba de su plato para no desperdiciarlos… Así se conocieron dos extraños. Como se conoce la gente normal, aquellos que cruzan miradas sin saber en lo que llegan a convertirse. 

Ella sonreía, de hecho quienes la conocían decían que siempre estaba feliz. De él decían lo contrario, que era de carácter complicado y un humor un poco raro. Se conocieron y ambos se dieron cuenta que tenían mucho del otro. Aún así, él reía cuando descubría cosas poco comunes en ella. 

   - “¿Dé dónde salió?”, se preguntaba mientras la miraba de aquella manera, aquella condenada manera... No era común conseguir a alguien tan particular. 

Todo tenía fecha de vencimiento, pero a la estratosfera fueron a dar por tal sacudón. Se parece a las típicas noches de fiesta donde luego de un cóctel alguien llega y te sacude… por cinco segundos no sabes quién lo hizo y no sabes dónde estás. 

Pasaron cuatro estaciones y todo quedó allí, en un extraño diario con un final no tan feliz pues él quiso irse y seguir permaneciendo, a ella le costaba demasiado pretender que seguían viéndose como aquel día cuando se saludaron. 

El muchacho decidió cambiar los sentimientos por otro cielo, por otras personas, por otros propósitos evitables. Nunca tuvieron ese amanecer que ambos deseaban, del que tanto hablaron y nunca pudieron ver. 

   - *¿Él recordará las risas y las tristezas?* 

   - *¿Ella pensará en mí?* 


Y entonces se piensan… En los minutos camino a casa, al pasar por aquel lugar, al probar lo que comían. Ahora evita ciertos lugares, quizás al recordar que ese lugar fue de ambos y que no desea encontrarse con el pasado por cinco segundos. O quizás porque solo estaban destinados a conocerlo juntos y ya no habrían más razones para volver. 

La historia no terminó bien. Como aquellas clásicas novelas de amor donde la tragedia raya en lo absurdo. La teoría de los polos opuestos se equivocó por completo y jugó contra ambos.

   - *¿Sentirá la diferencia?* 

Comienzan a ser vidas distintas. Aquel saludo en ese bonito día se ha vuelto distante… lindo pero ausente. Aquella muchacha con un libro en la mano respira de otra manera. Sigue con los libros pero ha aprendido cosas, ha enseñado y ha visto sus heridas, se ha decepcionado y su sonrisa sale de a ratos, ella sigue aprendiendo. 

Aún lo extraña. También ve aquella pintura, en el muro que una vez construyó un poco en contra de su voluntad y suspira al ver paisajes.

No crean que fue un error. Sí fueron el uno para el otro, de a ratos, en la cercanía, en el poco tiempo juntos, en la distancia. 

Ambos siguen sonriendo, ahora por razones diferentes.







martes, 10 de noviembre de 2015

A veces, solo a veces...


Hoy no puedo compartir contigo los pensamientos que tuve los últimos días en relación con mi propia vida (...) Si nuestros corazones estuviesen siempre unidos, no concebiría tales pensamientos.

¡Ah! Hay momentos en que siento que el lenguaje de nada sirve. Los dioses deben deparamos lo que merecemos. Tu fiel Ludwig

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Porque más allá del paisaje... Del otro lado de la cámara, hay compañías inolvidables...


Foto: Rafael Cortissoz