Hace un tiempo me hicieron una pregunta que no estaba
acostumbrada a recibir: “¿Eres creyente?”
“¿Y qué se supone que responda?”, pensé. “¿Creyente de qué?”
La vida te sorprende de maneras tan sutiles que a veces
debes mirar a tu alrededor con mucho detalle, ver más allá de tus narices y
darte cuenta de estas cosas, y de estas sorpresas.
Estoy muy agradecida con la vida y sus causalidades, de cómo
te conecta con tus anhelos a medida que pasa el tiempo, siempre y cuando no
desistas en buscar tus propósitos.
Hoy tuve una charla con una persona que nunca pensé conocer, por lo que representa y por los buenos tiempos que me hizo recordar,
me comprobó y reafirmó que sí existieron y fueron reales.
Es cierta la frase “Dios obra de maneras misteriosas”
¡Cuánta razón!
No abandones tus principios y convicciones y lo verás con tus propios ojos.
No abandones tus principios y convicciones y lo verás con tus propios ojos.
Tiempos mejores, experiencia, historia, risas, lágrimas, todo
en un momento al que llegué guiada por las causas de haber estado rodeada del
entorno que amo, y que ahora extraño, pero gracias a esos tiempos hoy sonreí
con nostalgia y con alegría llena de agradecimiento, con la vida y con la
manera en cómo pasa.
Es normal caer en la desesperanza, admiro a aquellos que la
conocen y con mucha fuerza han seguido adelante, me incluyo, esos momentos parecen ser
eternos, incómodos y muchas veces oscuros ¡Pero se curan tan fácil cuando haces
las cosas en el momento correcto!
Empieza con un propósito y es increíble a donde te lleva.
Más allá de lo que resulte luego de tal encuentro, agradezco
cada una de las cosas buenas y malas. Todas llegan con un mismo fin: Sorprendernos.
Y he ahí mi creencia.
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