miércoles, 1 de abril de 2015

Muros de piedra

No te quitaré tiempo, solo quiero saber qué es de tu vida, qué piensas, cómo te sientes. Qué hay más allá. Siento que no permites cruzar esa barrera.

Parece que el tiempo lo manejas a tu conveniencia, como si no importara el de otros, no importa lo que piensen, el cansancio, el hastío.

Quince minutos, media hora de conversación más allá de las cuatro paredes, una tarde donde estemos de acuerdo con cosas efímeras. 

¿Para qué retenerse tanto? Puede que te arrepientas, siempre hay posibilidad de que eso pase.

Y yo aquí, esperando a que te sientas mejor en cuanto a ti, en cuanto a ambos, en cuanto a todo…

Sé que viniste con un propósito, pero no puedes olvidar que llamaste al saber que pisábamos el mismo suelo. Entonces, ¿Qué soy?

No me hables. Molesta tu actitud, es como si desconsideraras los sentimientos. Sí, eso que lees, sentimientos. Es lo que siento por ti, no te lo confieso porque temo la respuesta, siempre sales con patadas que duelen en el corazón.

Lanzo pistas, suspiros. Da la impresión de que los agarras, volteas la mirada y los dejas ir con la brisa.

Este texto es tan distraído como tú. Sin embargo, cuando respondes, no me sorprendo.

Soltarme, despegarme, desentenderme con todo el dolor que eso implica… Nunca ha sido fácil.

Tendrá que transformarse en un rotundo muro, como el que levantas cuando quieres alejarte por miedo a sentir.

Preocúpate por el ahora, por el hoy. Vives de mes en mes y no ves lo que sucede. Lamento que lo veas todo así, quisiera tomar tu mejilla y hacer que voltees un poco.  Lo único que importa es el presente.

Despídete y no confundas rayos de luz con fríos muros de piedra.

Memorias de agosto...


No hay comentarios:

Publicar un comentario